1) Cuando salgas de casa, asegúrate que llevas todo lo que necesitas para hacer el examen.
2) No seas el último en llegar. Sal con tiempo de casa. Pero tampoco hace falta que llegues el primero o con demasiada antelación, quitando tiempo de descanso previo. Es fundamental que llegues al examen absolutamente descansado. Destierra eso de “dejarlo todo para el final” y, concretamente, para la última noche.
3) Es fundamental que prestes atención a la introducción que haga el profesor: la explicación sobre “en qué consiste el examen, la forma de responder las preguntas”. Si el profesor no hace esta introducción pero la hoja del examen tiene unas “Instrucciones” en su reverso, léelas con mucho cuidado. El simple hecho de no hacerlo o de dar por supuesto que sabes lo que se dice ahí, puede suponer pérdida de puntos esenciales, por muy bien que te sepas el examen.
4) Controla el tiempo. Es esencial que distribuyas las preguntas entre el tiempo que tienes para contestarlas. Tienes que valorar cuáles de ellas te llevarán más tiempo que otras, casi de un simple vistazo.
5) Organiza las respuestas teniendo en cuenta lo que sabes. Comienza primero por lo que te sabes mejor. No te atranques en lo que no sabes, pasa enseguida a la siguiente pregunta y reserva un poco de tiempo al final para intentar volver sobre esas cosas “que ahora no te vienen a la memoria”.
6) Como has reservado ese tiempo final a lo que te sabías peor, intenta solventar la papeleta: es importante no dejar nada sin contestar, salvo que de verdad no te acuerdes de nada.
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